3/12/2013

Retrosepiacriminal


Revolví cajones y cajas empolvadas, abrí bolsos viejos que no se para que guardamos con la esperanza de que sean útiles en algún momento cuando sabemos que eso no va a pasar, abrí ese lugar casi secreto entre la pared y el escritorio, ese lugar donde suelto al olvido todo lo que cae porque sacarlo de ahí incluye mucho trabajo. Y no, no tengo ganas.
Amontoné hallazgos inservibles e inundé el comedor de casa con papeles y fotos, cartas y recuerdos que debieron haber muerto hace años ya, pero refugiados en los rincones inalcanzables sobrevivieron al ataque
de Cliba. Ya quemé los enojos hace mucho y las discrepancias con los autores de esos tesoros de nadie dejaron de importarme cuando decidí ponerme un poco en pelotas de todo lo que no me servía.
Me senté en mi silla de siempre, en mi rincón de la mesa a revivir un poco y pasear por los pasillos de ese museo improvisado y artificial. Sin ganas de re experimentar pero con una sonrisa palpé las dedicadas palabras al arqueólogo que tipea (como me gusta hablar pelotudeces).
Sonreí, contemplé. Agradecí por las oportunidades y me reí de las cagadas que me mandé tantas veces, en tantos tiempos, con tantas personas. Como debe ser.

Y ahí estaba, entre tanto polvo y pelusas, y pelos de los gatos de casa que duermen conmigo o con los chicos y que mantienen mi cama calentita hasta que llegue a casa, uno de esos viejos backups de fotos y archivos. Uno de tantos que hice por miedo a que la computadora explote de nuevo y pierda mis digitales posesiones. La curiosidad no fue menor que con el resto de lo que encontré y lo revise de arriba a abajo por supuesto.
Como pseudo-escritor amateur que me considero suelo creer que estos pequeñitos textos son una cagada. Los de esa época son peores aun. Una bosta realmente. Rimas y versos de mierda uno tras otro decorados como si fueran obras dignas de conservar. Que vergüenza. Por supuesto esos no se muestran a nadie.
Y todo eso que dije hasta el momento no era más que la introducción. Si, sigo siendo denso para hablar y me encanta.

La maquina del tiempo arrancó cuando encontré las grabaciones hechas con el celular en las charlas sin sentidos, en las discusiones, en las juntadas amistosas, muchas sin que nadie lo notara (debería haber sido espía). Que sorpresa la puta madre! Me reí como pocas veces de las exageraciones, de los insultos, de las situaciones y sobre todo de todos. Incluyéndome por supuesto.
Hoy ya no existen lazos con la mayoría de estos protagonistas, o al menos no amistosos. Algunos se alejaron en paz y saludaron antes de perderse, otros todavía tiran piedras e insultan agitando el brazo como en los dibujitos. No importa, no deja de ser gracioso lo que vivimos juntos. No dejan de ser buenos recuerdos.

Escuché declaraciones de Amor y de odio- muy apendejados todos. Tiernísimo, éramos infantilmente insoportables y hasta felices peleando y riéndonos unos de otros.
Entre gritos, ruidos de sillas y vasos rodando, bromas y enojos nace esa carcajada particular, y sus argumentos justificando pelotudeces, tan típicos de su personalidad. Y volví a sonreír. Involuntariamente y con ganas.
Redescubrí un poco de lo que éramos, de lo que era yo. Lo que fuimos y no se repite. Recordé porque me até con invisibles a esas personitas y se me cayó la expresión cuando me escuché. No puedo describir realmente cual es la sensación al sentir mi propia voz porque no creo que exista una definición, pero ahí está. Me hice reír a mi mismo y me escuche de una manera sutilmente diferente pero con tanta intensidad que me desconocí por unos minutos.

Estoy grabando esto para el futuro, en unos años vamos a escucharlos y vamos a reírnos de las cosas que decimos, de lo que somos- dije literalmente. Y cumplí.

La diferencia en mi voz es abismal, aunque mi voz es la misma.
Estoy muy contento con la mayoría de los cambios logrados y naturales pero confieso que hay un brillo en el antiguo por el que pagaría el oro del mundo por ver una vez más.
Y no culpo a los que eligen la aguerrida posición, yo lo hice también durante años. Bastante hincha pelotas era y ahora lo soy mucho mas, pero de una manera no graciosa.
Me perdí con lo auriculares puestos no menos de hora y media riendo y por momentos casi llorando (literalmente) por todo esto. Me quedo con lo bueno, el resto me importa un carajo.
Me fui a dormir recordando ternuras y miedos escondidos, risas y amistades muertas, encuentros improvisados y declaraciones terribles y polémicas para esa época. Me fui a dormir con una sonrisa.

Y dediqué un abrazo y deseos de suerte a todos los que revivieron en un pedacito de mp3. Aunque me manden a la mierda =)

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