Al igual que las
últimas fiestas de fin e inicio de ciclo estas no fueron dignas de artificiales
destellos ni brindis honorarios. Todavía estoy intentando descifrar a que se
debió la paliza que me dejo regurgitando bilis y tosiendo doblado en el piso
del baño, mi respiración corría maratones, las paredes se movían solas y mi
transpiración goteaba helada.