9/25/2013

Recreo etérico

Entré en la tienda de dulces y chocolates seguido por mi acompañante quien, momentáneamente, permanece en el anonimato. Claramente soy protagonista de mi experiencia y no solo porque soy quien experimenta, soy el centro de atención ni bien ingreso en el pulcro salón donde soy recibido por una mujer alta, de rasgos simples y legibles con facilidad, su pelo atado con cola de caballo permite absorber sus escasos gestos. 
Me guió a sentarme y relajarme y aunque desconozco intelectualmente este lugar, a esta mujer y a quienes están presentes pero no hay en mi ni rastros de desconfianza, lo cual es raro pero reconfortante.